Daniel Hourcade es conocido en Tucumán por su apego al trabajo y por no dejar nada librado al azar. Es casi un obsesivo del detalle y suele trabajar en consecuencia.
No hay jugador que pasara bajo su mando que no resalte esa característica. Por otro lado, suele armar buenos grupos humanos. En el Jardín de La República y en los combinados nacionales e internacionales que dirigió no se le conocen conflictos de esa índole. Algo en lo que seguramente habrá puesto en consideración Agustín Pichot y compañía a la hora de elegirlo, teniendo en cuenta las tormentas que hay en el plantel.
De más está decir que tiene una gran personalidad. No cualquiera puede ser entrenador desde los 20 años, ya que comenzó a dirigir a los menores de Universitario allá por 1978. En 1993 agarró la primera de Las Serpientes y no paró de sumar títulos. Tanto fue así que trasladó toda esa impronta triunfante a Portugal, en donde los tucumanos comenzaron a tomar real dimensión de su capacidad como entrenador.
Otra de las características principales de los equipos de Hourcade es la mentalidad fuerte y ganadora. Logró sacar campeón a Uni después de 21 años, dio una vuelta olímpica con Huirapuca, un equipo que estaba acostumbrado al ascenso y en Portugal revolucionó el rugby llevándolo a su primera Copa Mundial en 2007. Se trata de un entrenador con una visión integral y muy meticuloso. Justo para los tiempos difíciles que corren en Los Pumas.
Por: Juan Urchevich
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