Generado por el asesinato de Fernando Báez Sosa, la Unión Argentina de Rugby armó un programa que distribuyó internamente e incluye cursos, capacitaciones, campañas y otras acciones. Aquí, todos los detalles.G
A partir del 18 de enero, por el crimen de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell, hecho que involucra a diez jóvenes relacionados con el club Arsenal Zárate, el rugby quedó en el centro de la escena. O de un blanco al que le caen los dardos. En ese sentido, es cierto, este deporte que gozaba de tan buena fama por sus acciones y valores -sobre todo por Los Pumas-, parece haber gastado todo ese crédito para convertirse en una actividad exclusiva para gente violenta, pese a que, en general, no lo es. Individualmente y hasta en forma de club (el Biguá de Mar del Plata) se han hecho mea culpas y análisis aceptando que la ovalada tiene un problema. Lo peor que el rugby podría hacer es mirar para el costado y negar esta enfermedad.
La Unión Argentina de Rugby recibió cachetazos cuando se pronunció condenando el hecho al que calificó de “fallecimiento”. Quizá ese error semántico se podría haber evitado en momentos de extrema sensibilidad. Porque lo más importante de esa comunicación era que iba a lanzar un programa en contra de la violencia y a favor de los valores del deporte. Pues bien, ese trabajo, “Programa UAR contra la violencia”, ya tiene forma y se está poniendo en marcha.
La UAR envió el proyecto -por ahora de forma interna- a las 25 Uniones que conforman el país, con las que se trabajará en conjunto. Este plan todavía no es público porque quizá falten algunos detalles, aunque tampoco está guardado con siete llaves. Olé tuvo acceso a él.
Como plantea en su encabezado, tiene como objetivo “erradicar las conductas violentas en todas sus formas dentro del deporte del rugby y sus ámbitos de influencia, formando personas con valores que se integren socialmente en igualdad de condiciones y respeto a sus semejantes”.
Como primera medida, se elaborará un diagnóstico “del estado de situación en todo el país donde se identifique la problemática y las acciones individuales que se están llevando adelante para integrarlas y lograr así mayores sinergias”.
Las situaciones a contemplar serán las de “violencia, violencia de género, abusos, bullying, acoso, discriminación“. Estará dirigido a jugadores, entrenadores, dirigentes, referís, asistentes, colaboradores, padres y toda la comunidad del rugby en general. Paralelamente, abordará situaciones que generan o potencian las conductas de violencia como el abuso de alcohol y las drogas.
En la práctica, se conformará una Comisión integrada por miembros del consejo directivo de la UAR, profesionales de su estructura y asesores especialistas.
De las palabras se pasará a los hechos en forma de: 1) cursos obligatorios para jugadores, entrenadores y asistentes, referís y dirigentes; 2) capacitaciones sobre concientización; 3) campañas audiovisuales de concientización con referentes del juego; 4) elaboración de un código de conducta modelo; 5) formación de capacitadores en los centros de rugby; 6) revisión de las normas de disciplina vigentes y tratamiento específico de la problemática; 7) celebrar convenios con instituciones especializadas; 8) articulación con organismos del sector público y ONGs; 9) indagar sobre programas similares en otras federaciones deportivas nacionales y internacionales que puedan resultar aplicables y 10) establecer un programa de seguimiento y evaluación permanente con revisión periódica de las políticas en el marco de un plan de mejora continua.
La UAR, después del asesinato de Fernando, está reaccionando. Al menos, para que el rugby sea parte de la solución y no del problema.
Por Sergio Stuart
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