Adam Ashley-Cooper pasó el partido del domingo con Australia, por los cuartos de final contra Sudáfrica, haciendo dos cosas: tackleando como un hombre poseído y saltando arriba y abajo con emoción infantil.
Cuando el capitán James Horwill se lanzó sobre la línea de try de los Springboks tras 11 minutos, era difícil ignorar las celebraciones al aire de Ashley-Cooper.
Luego, cuando el silbato final sonó y en el marcador se leía el 11-9 para los Wallabies, estaba en el centro nuevamente haciendo su mejor imitación de un salmón saltando. “No sé si me vieron, pero estaba en el medio, saltando arriba y abajo, haciendo piruetas arriba y abajo como un hada”, admitió Ashley-Cooper. “Eso podría explicar la emoción que estaba atravesando”.
Las sensaciones de Ashley-Cooper fueron dobles. Primero, fue la sorpresa de que Australia de alguna manera emergiera victoriosa de un encuentro épico en el cual el 76 por ciento de la competencia se jugó en su propio territorio. Los Wallabies fueron forzados a realizar 147 tackles, ya que tuvieron que sostener su línea contra la casi permanente ola de ataque de los sudafricanos, con Ashley-Cooper poniendo sus hombros para trabajar en medio de una defensa tenaz.
En segundo lugar, fue el alivio de haber removido algunos de los demonios de la derrota de Australia contra Inglaterra en los cuartos de final de la RWC 2007, un recuerdo doloroso que admitió, dominó los pensamientos en su cabeza, hasta el último domingo en el partido de cuartos.
Pura determinación
“Sabiendo que no teníamos posesión, jugamos la mayor parte del encuentro en nuestras propias 22 yardas. Ellos jugaron todo su rugby, jugaron un gran rugby, fue solo pura determinación y coraje lo que nos dio el resultado”, dijo el hombre de 27 años. “La semana completa estuve reflexionando sobre el resultado de Marsella y justo lo sentí como en el post partido. Traté de compartir lo máximo que pude con los muchachos a mi alrededor, sobre la sensación que les quedaría si nos quedáramos cortos, cuan desagradable sería”, explicó.
“Alcanzar el resultado e ir por más de lo que hicimos cuatro años atrás fue simplemente un alivio”, reconoció.
Sin embargo, Ashley-Cooper, que firmó para los Waratahs de New South Wales en marzo, está seguro de que tendrá algunas mayores oportunidades de atacar en la semifinal contra Nueva Zelanda el domingo, tras pasar la mayor parte de de los cuartos de final con los Springboks deteniendo la carrera de los jugadores rivales.
Cifras impresionantes
“Creo que solo pude realizar una sola carrera con la pelota en las manos”, reconoció. “Podría haber tocado la pelota defensivamente, tratando de recuperarla, pero no estoy seguro de que haya tenido una pelota para correr. Probablemente no se haya visto tan bien en la planilla de estadísticas”, afirmó.
Sin embargo, despegar del suelo no es nada nuevo para Ashley-Cooper. Con un estilo distintivo de marcar tries, desarrollado durante su infancia jugando rugby league, es conocido por lograr cifras impresionantes lanzándose sobre la línea de try. “Me enseñaron desde joven que así es como se consigue marcar tries, llevando la pelota debajo de tu brazo. Tuve, obviamente, un poquito más de marcas desde que me fui poniendo más grande, pero a fin de cuentas yo me divierto marcando tries y eso no cambiará”, aseguró.
De cualquier forma que se lo encuentre en la lista de marcadores o no, Ashley-Cooper no tiene dudas esperando tener mayores razones para saltar de alegría cuando el árbitro sudafricano Craig Joubert haga sonar el silbato final en el Eden Park el domingo.
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