AlRugby cuenta la historia del crecimiento de la ovalada en Colombia, un país que crece por el deporte.
La serie El Patrón del Mal cautivó a millones de televidentes en todo el mundo; los actos de Pablo Escobar Gaviria, el malvado jefe del Cartel de Medellín, pintan una época oscura para un país, Colombia, que pudo con mucho esfuerzo y no sin dolor revertir una historia de maldad, violencia y futuro incierto.
Enclavada en un valle que corre de norte a sur, ya no es más el escenario de aquellos lamentables años 80 y principio de los 90 donde la corrupción y el crimen eran tan comunes. El crecimiento es notorio en las edificaciones, la limpieza y sobre todo en la concepción que tienen del deporte. Hoy, en Medellín se respira respeto, orden, camaradería, buena voluntad. Sí, hay problemas estructurales, de pobreza, drogas y altos índices de embarazos juveniles, sobre todo en sus comunas (villas), pero se camina tranquilo por la ciudad que compite con Bogotá por ser considerada la más importante del país.
Ingresar a Indeportes Antioquia, la agencia deportiva departamental (sería nuestra provincia), deja al visitante boquiabierto. Con el legado de infraestructura de los Juegos Odesur de 2010, no hay una pared descascarada, un cartel que haya perdido su mensaje, ni siquiera un papel en el piso. Con escenarios para distintos deportes, el deportista de Antioquia tiene todo para prepararse. Todos los días, al mediodía, los jugadores de rugby se acercan a un gimnasio olímpico a trabajar. Los tamaños de algunos de ellos genera envidia; la capacidad de trabajo es enorme y sus físicos lo demuestran.
A diferencia del rugby argentino, la refundación del rugby colombiano está basada en reclutar gente de origen humilde. Muchos de los chicos y chicas que se acercan al rugby vienen de situaciones de pobreza o dificultad.
Son chicos con más hambre por progresar; no le temen al esfuerzo y en el rudbi (el colombiano lo pronuncia así, con d en vez de g) ven la posibilidad de mejorar, cuenta Andrés Gómez, el carismático y proactivo presidente de la Federación Colombiana de Rugby.
Cerca del rugby desde hace bastante más de una década, nunca lo jugó. Eso sería sacrilegio en Argentina, pero acá su capacidad de gestión y al haberse mantenido al margen de cuestiones técnicas, han generado un crecimiento en el rugby colombiano sorprendente. Hoy tienen más de 12.500 jugadores en 24 departamentos del país. Y siguen creciendo…
Con el programa ‘Juega Rugby, Sé un Tucán’ (adaptación local del Get in Rugby con que el IRB está multiplicando la cantidad de niños que juegan rugby) hemos aumentado unos tres mil infantiles cuando hace siete años teníamos sólo 300.
Mauricio Henao, el muy preparado Secretario Técnico de la Federación, está en la calurosa Apartadó junto a Carlos Martínez López y Fernando Erimbaue de la UAR, invitados por la Cancillería Colombiana. Unos 80 jugadores -entre varones y mujeres- entrenan en un campo sintético que será inaugurado en estos días. Los postes de rugby son fijos y hay unos de fútbol movibles. Una importante batalla ganada por el rugby.
Nuestra plan apunta a ser el tercer país en Sudamérica en cantidad de jugadores y sumarnos a CONSUR A y competir con los mejores, explica Henao. Y agrega: Empezamos a poner el desarrollo al servicio del rendimiento y ya tenemos buenos resultados.
Mientras Colombia crece en lo deportivo y debería ganar el Sudamericano B que se jugará en agosto y septiembre en esta misma cancha, sigue siendo un deporte con un gran condimento social. Hace cuatro años se contaba en estas páginas la historia de José Manuel Diosa Gómez. Gracias al rugby encaminé y le di sentido mi vida; entreno niños, tengo un apoyo de Gatorade; puedo vivir del rudbi, cuenta con su habitual humildad. Es uno de los jugadores con mayores condiciones naturales que he visto en casi tres décadas cubriendo este deporte. Diosa, jugador emblemático del rugby colombiano, es un ejemplo a seguir.
Jhonn Arley Urrutia Robledo, de 20 años, lo tiene como espejo. El rugby también lo sacó de una situación de pobreza y ahora vive con otros atletas en Medellín gracias a Indeportes. Veo lo que ha logrado Diosa y digo: ‘si él lo hizo, yo puedo hacerlo mejor’. Con pistones en vez de piernas, tiene el físico de un velocista: es un wing definidor y debutará en breve en Los Tucanes. Sería un sueño jugar para mi país. El rugby me ha dado un objetivo, la posibilidad de estudiar (quiere ser contador) y un futuro.
Escobar es un mal recuerdo, pero que aparece en conversaciones cada tanto. El rugby llegó mucho después de su tiempo y con el viento en sus alas, no para de crecer. Si Colombia tuvo un pasado oscuro, hoy el rugby colombiano tiene un futuro más que próspero.
Por: Frankie Deges (*Desde Medellín y apartado)
www.alrugby.com
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